Españoles a Inglaterra
La semana pasada mi madre me contó algunas historias de su primera visita a Londres. Fue de vacaciones en 1973 y se quedó allí más de 20 años! Me flipé con la cantidad de detalles que recordaba. Nunca había visto ladrillos, chimeneas, barandillas, picnics, cobertizos, hindús, alfombras, jardines con tanta cesped, casas de apuestas, pubs con mesas de billar, mercados de segunda mano, debates en la tele, jóvenes vestidos como le daban la gana... una lista llarguísima e infinitísima. Llegó a un país en pleno crisis con cortadas, huelgas y la crisis de petroleo, pero no se enterraba demasiado de todo esto. Conoció mi padre en el barrio de Stamford Brook y se enamoró de él. Para una joven española fue toda una fantasía, una huida de la dictadura y su control absoluto.
Al principio no quiso saber de los demás expats españoles allí. Quiso integrarse el 100% a la sociedad inglesa, para reactivarse de nuevo y aprender el idioma. Pero cuando nací empezó a conocer los otros padres en el colegio, y nuestro barrio además fue muy internacional. Cuando era niño siempre era consciente del papel español en mi vida pero sin entender demasiado o de las diferencias culturales. No hubo ni españoles ni sudamericanos en mi colegio y pese a tener una enorme iglesia católica en Chiswick, fue el domino de la enorme comunidad polaca o irlandesa que entonces vivía al oeste de la ciudad.
Según las cifras del último censo viven unos 200,000 españoles en Reino Unido, sobre todo en los barrios londinenses de Kensington, Notting Hill, Bayswater o más por el sur.. Brixton, Vauxhall, Stockwell. Hay gente de toda España, muchos gallegos (bueno, gallegos hay por todos sítios - la fama de los grandes marineros!) y andaluces. Aunque los primeros españoles fueron refugiados protestantes en el siglo XVI, la gran mayoría llegaron a causa de la guerra civil. Cuando era ya mayor, empecé a conocer algunos hijos de expatriotas pero la lingua franca ya era el inglés, aunque mantuvimos la tradición de hacer compras en la tienda García de Portobello Road o ver el clásico en los pubs.
También hubo el Casal de Londres, un modesto pero importante vinculo entre la comunidad catalana y su tierra. Nos hizo reir mi abuelo un día cuando volvió de pasear, molestado. "Quins collons! No n'hi ha LaVanguardia a cap puesto". La verdad es que la única vez que noté gran presencia catalana fue el dia de la final de Wembley cuando Koeman marcó aquella mítica falta. Fue algo surreal estar rodeado de miles de culers en el Burger King de Piccadilly Circus, una ambientazo aquel dia.
Solía vivir un tiempo con Daniel, un chaval de Salamanca, en una grande casa de la pre-guerra. Fue un asco de vivienda en Chiswick con 6 inquilinos compartiendo el mismo cuarto de baño. Se ve que el dueño polaco no lo limpiaba rigurosamente y a veces saldrían ratones. Un día Daniel me preguntó "Pero tú eres inglés. ¿Qué demonios haces AQUI?" Fue un momento raro porque no me había fijado en esta separación psicológica, y tampoco me veía como un privilegiado. Pero me imagino que entonces salia muy caro para muchos españoles y nos veían como una clase aparte.
La diáspora se integra bastante bien en Londres. El único problema que tuve fue al colegio cuando algunos vieron mi segundo apellido Escayola y burlaban un poco de mi madre. "Spick! Spick!" Me recordaba de cuando los hispanos e italianos se enfrentaron en la pista en la peli 'Fiebre de sabado noche'. Es una tensión bastante fea. A esta edad quise eliminar cualquier rasgo extranjero y me atreveria a desaparecer cuando mi abuela me hablaba en castellano o el catalán. Qué absurdo la mentalidad de un crio.
Pueda que la capital sea un núcleo cosmopolita pero al fondo es Inglaterra y allí no existe otra cultura ni idioma. Mi madre era muy consciente de esta insularidad y por lo tanto hizo todo lo posible para adaptarse a la inglesa. Y empezó aprendiendo aquel sentido del humor particular donde lo que dicen no siempre es lo que piensan. Para ganar el respeto de cualquier británico hay que saber cómo reirse de ti mismo. Su llegada a Inglaterra coincidió con el éxito de la tele comedia Fawlty Towers (Hotel Fawlty) donde el camarero era de Barcelona. Solía decir "Soy de Barcelona" en tono inocente y en seguida ganó el cariño de sus compañeros.
Esta habilidad de no tomarlo todo en serio es algo muy inglés y saber cómo reaccionar es una dura prueba a veces. Conoció a gente que no aguantaba en Inglaterra, por el frío, por la comida, por la explotación laboral pero ella se convirtió en anglófila, seducida por el arte, el teatro, los parques, la historia, la literatura y la BBC. La vida es una lotería y sobre todo para inmigrantes. Para avanzar hay que olvidar del resto del mundo. No importa si fueras el puto amo en otro país, allí a esto no resta importancia nadie.
Londres puede ser durísimo porque es agresivo, individualista y cerrado. Está lleno de cliques dificiles de penetrar. Hay que conocer tu afición y así encontrarás la comunidad y red de contactos. Algo que se aplique tanto a autóctonos que extranjeros. Hay un montón de migrantes del resto de Gran Bretaña que también les cuesta adaptar a la capital. Pero me imagino que culturalmente es otra historia cuando no compartes la misma tradición, ni la historia ni el acento londinense. En algún punto ha mejorado bastante y ahora hay oferta gastronómica de todo el mundo. Ya no existe el plato típico. Tengo una relación amor-odio con Londres, como muchos. La verdad es que es lo que es. Hay que identificar lo que buscas y no ser ingenuo nunca.
Y encima hay que reconocer que muchos han ido a Inglaterra y han logrado influir la sociedad inglesa. Hoy en dia eoncontrarás gente bebiendo Estrella Damm o comiendo tapas en tascas vascas. También hay tiendas de Zara y un banco Santander en cada esquina. Hay futbolistas españoles en Chelsea y Arsenal, o niños en la camiseta del Real Madrid o Barça - y discotecas donde se escucha reggaeton.
Tras tanto tiempo fuera a mi madre le costó más reintegrar a la sociedad catalana que la inglesa. Hay otras normas sociales. Hay que conformar un poco más. Y por cierto aún echa de menos una ciudad que además de darle un hijo inglés cambió su manera de pensar - por bien o por mal.