Todos a la sauna
Esta semana, para celebrar 10 años juntos, mi pareja reservó una noche romántica en Sitges - concretamente el Hotel MiM cuyo propietario es ni nada ni menos Leo Messi. Una curiosidad: el mago argentino compró el hotel por 30 millones pavos en 2021 sin darse cuenta de que estaba pendiente de demolición en aquel momento.
De rasgos futboleros no hubo ninguno, pero aprovechamos la estancia para pasar 90 minutos en la piscina y sauna allí, rodeado de luces verdes e imágenes suaves de colores marinos. Solamente faltaba música New Age o el ruido de pájaros o monos tropicales como en la escalera mecánica del North Terminal del aeropuerto de Gatwick.
Fue la tercera vez en una sauna aquí. La primera ocasión tuvo lugar hace cinco años en el balneario de Caldes de Montbui, un hotel con más de 300 años de historia, un oasis de relax y bienestar termal a 25 minutos de Barcelona. El momento más destacado de aquella visita fue la sesión de masaje. Sin entender 100% los instrucciones del masajista, empecé a quitar toda la ropa. “Los calzoncillos, no” me aseguró con una sonrisa. Y yo allí con una cara de tonto con la típica vergüenza inglesa sufrida tras un catastrófico malentendido. Luego, durante plena pandemia también pasamos una noche en el Sallès Hotel Pere IV de Poblenou - cuando estaba casi vacío pese a ser el único sitio abierto por la zona y por cierto, una experiencia bastante rara.
Llevo tiempo estresado y estas visitas sirven para calmar el cuerpo y la mente. La espalda todavía duele tras caerme de unos esquís en Finlandia hace unas semanas, irónicamente tras haber salido de una sauna allí. Los finlandeses son campeones mundiales de la sauna. A ver cuanto tiempo puedes aguantar a 70 grados. Esta gente son profesionales.
Ojo, hay demasiadas zonas del mundo donde ya no es necesario entrar a una sauna para encontrar temperaturas de 70 grados, pero esto es otro tema..